viernes, 1 de agosto de 2008

: …Así que quieres ser Arquitecto. (…Architect?)

UNIVERSIDAD VERACRUZANA.
Facultad de Arquitectura.
Materia: Teoría de la Arquitectura.
Catedrático: Dr. Arq. Daniel R. Martí Capitanachi.
Lecturas de apoyo.


Título: …Así que quieres ser Arquitecto. (…Architect?)
Autor: R .K. Lewis.
Editorial Limusa, Noriega Editores.
México D.F. 2007.
Resumen.
El autor es arquitecto en ejercicio de la profesión, crítico de arquitectura contemporánea en el diario Washington Post y académico de la Universidad de Maryland, Estados Unidos. Explica que el texto en comento surge por motivo de la imperiosa necesidad de orientar a quienes deseen aproximarse al estudio o al ejercicio de la arquitectura respecto de lo que implica la formación básica y la labor profesional de dicha disciplina, a efecto de disipar dudas o confirmar vocaciones. El texto se sitúa en el contexto de la enseñanza y la práctica de la arquitectura en Estados Unidos en el Siglo XXI.

Cuestiona la vocación de quienes aspiran a ser arquitectos, al introducir la noción de que esta disciplina requiere de un notable compromiso y esfuerzo, señalando que sólo aquellos que realmente se responsabilicen con su formación serán candidatos a alcanzar el éxito en los estudios y la vida profesional. Depura además el entendimiento de lo que es la vida cotidiana de un arquitecto en el Siglo XXI, a fin de que en prospectiva, se analice por quien aspira a serlo, si la imagen presentada corresponde con la prefigurada, animándolo a continuar o, en caso contrario, mostrando caminos alternativos en profesiones distintas que pudieran ser más satisfactorias o adecuadas a título personal.

Se bosquejan los programas de estudio de algunas escuelas de arquitectura norteamericanas, enfatizando que cada una tiene alguna tendencia en particular –diseño, ciencia, sociedad, medio ambiente, por citar algunas-, aunque en forma genérica, todas responden a un programa oficial que homogeniza el conocimiento y el nivel de aptitud que la sociedad espera de los arquitectos. Igualmente aborda la dificultad de los estudiantes norteamericanos para evaluar la relación costo beneficio que implica elegir alguna escuela, dada que la educación es un activo caro cuando se privilegia la enseñanza en instituciones privadas frente a las de índole público.

Se esboza el perfil típico de los profesores: los eruditos sin formación pedagógica; los teóricos sin haber nunca proyectado o construido; los que proyectan o construyen y carecen de fundamentos teóricos, así como los jóvenes en oposición a los de viejas ideas, por sólo mencionar a algunos, concluyendo que en todas las universidades y en todas las escuelas, existen siempre los mismos prototipos, por lo que deberá ser virtud del alumno aprender lo mejor de cada uno de ellos, dado que el profesor ideal no existe, como tampoco el estudiante modelo.

La vida escolar del futuro arquitecto la explica llena de sacrificios, de mucho tiempo y esfuerzo canalizado a la presentación de proyectos que se califican, algunas veces, de manera injusta. Pero recuerda a los estudiantes que una vez abandonada la escuela, poco importan las notas obtenidas sino los saberes y destrezas aprendidos, como armas para iniciar la lucha por la colocación profesional.

“Considérese la amplitud de los temas estudiados: dibujo y expresión gráfica, matemáticas, ciencias e ingeniería, computación, administración, historia, humanidades y estudios sociales, y sobre todo, diseño, que es la más compleja e intregativa de las actividades que requiere investigación y análisis, pensamiento crítico, imaginación, solución de conflictos y síntesis constructiva. Los estudiantes de arquitectura, independientemente de su talento, aprenden a trabajar duro, a razonar, a organiza y sintetizar.”

Respecto de la vida profesional, alude a los vicios y virtudes del desempeño profesional, siempre relacionado con otros campos como el Derecho, la Ingeniería, la Sociología, por sólo mencionar algunos. Ubica al arquitecto dentro de un contexto y un mercado, nunca como un ente creativo aislado. Desde su perspectiva…

“El arquitecto exitoso deberá poseer amplios conocimientos técnicos y de ingeniería, habilidad organizativa y administrativa, sensibilidad sociológica y política, agudeza legal, habilidad de venta y comercialización, conocimientos de economía y contabilidad, contactos sociales y de negocios, así como recursos financieros, por no mencionar el talento para el diseño y el compromiso con el trabajo intenso”.

El dibujo a mano alzada y el dominio del asistido por computadora deben ser atributos del arquitecto. No obstante, comenta que un buen dibujo no hace un buen proyecto o viceversa. En consecuencia, debe dimensionarse esta habilidad como una herramienta, no como un fin en si mismo de la arquitectura.

Además, menciona que gran parte de la labor del arquitecto se lleva a cabo hablando y sobre todo escribiendo, ya sean reportes, memorias de proyecto, especificaciones de obra o cualquier otro documento que deje huella documental de su labor; por ello menciona que la comunicación clara, tanto en lo verbal como en la escrita, además del dibujo, son claves del quehacer profesional. Una persona con dificultades de comunicación clara, directa, objetiva, no puede ser un buen arquitecto.

Finalmente, alienta a que la formación en la disciplina no se constriña al aula, sino que se amplíe de manera autónoma por el propio educando, con la curiosidad por el recorrido en obras y edificios, la consulta a libros, los viajes, la exploración del espacio bi y tridimensional, del cine y todos los medios que permitan al futuro arquitecto ampliar los umbrales de su entendimiento por la profesión.

Crítica:
Se trata de un texto objetivo, directo y claro que sitúa al lector respecto del aprendizaje formal e informal de la arquitectura. De igual forma, respecto del contexto en que se realiza la práctica profesional, las limitaciones existentes dadas por normativas oficiales, la voluntad y conciencia social, y/o las razones económicas, por mencionar algunas.

Concientiza que la oferta de proyectos y construcciones son limitadas y abundante el número arquitectos que demanda su realización, por lo que se trata de un campo sumamente competido, en el que sólo los más capaces sobresalen. Finalmente señala que el talento y el conocimiento sólo son síntoma de éxito, alcanzable si se acompañan de las circunstancias adecuadas.

Se trata de una lectura amena, hasta divertida, acompañada de ilustraciones realistas, a veces irónicas, que brinda un panorama general, paso por paso, para quienes se interesan por el estudio y ejercicio de esta profesión. Finalmente comenta quien elabora la crítica que la realidad Norteamericana a la que se hace referencia en el libro no dista mucho de nuestra realidad nacional.

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