viernes, 14 de octubre de 2011

Arquitectura y Pintura 3. Arquitecturas pintadas...desde Madrid

Julio Alonso Casado.

Difícil deuda me pides que pague Daniel. Como siempre tu afecto sobrevalora mis capacidades. La relación entre la pintura y la arquitectura contemporánea ni más ni menos, quizá mejor eso se lo dejo a los estudiosos, seguro que el mundo está lleno de tesis doctorales al respecto.
Lo que este humilde actor de la escena arquitectónica y más humilde, aunque compulsivo, espectador desde que tengo uso de razón de la pintura y el dibujo contemporáneo puede hacer por tu blog es insinuar, como punto de partida para tratar de motivar el afán de búsqueda y de crítica en tus alumnos, las posibles relaciones entre pintura y arquitectura que, siempre desde una óptica personal limitada y muy particular, he ido observando en artistas de éste y el pasado siglo.
Esparciendo en el texto una serie de nombres que provoquen, como digo, el afán de conocer o de profundizar en la obra de tales artistas. Pues al final creo que la educación, la formación, es búsqueda. Y de lo encontrado por cada uno en el universo que nos rodea, dependerá nuestra capacidad para ponerla en práctica y aplicarla a la labor cotidiana.
Me contaba un colega arquitecto que sus maestros le decían que dibujaba demasiado bien para hacer buena arquitectura, se perdía en el detalle, en las dos dimensiones como esos arquitectos revolucionarios del XVIII, como Boule, Ledoux… ¿Más dibujantes que arquitectos, más arquitectos que dibujantes? No se trata de hablar de arquitectos que pintan, sino de pintores que beben en la arquitectura y de arquitectos que se nutren de pintura. Así desde las primeras experiencias de la Bauhaus en Desau y las relaciones entre pintores y arquitectos; Moholy-Nagy, Klee o Kandinsky con los constructivistas, El Lizzinsky Tatlin y demás vanguardistas, existe una fuerte atracción entre ambas disciplinas.
Cuantos arquitectos españoles no han encontrado su inspiración en la abstracción geométrica de Pablo Palazuelo o de Rafael Canogar, aunque más divertido me resulta pensar en que arquitecturas se inspiraron ellos para pasar de una figuración más o menos surrealista a la abstracción de la pura geometría.
Si algún día existió la postmodernidad, ¿no podría ser Guillermo Pérez Villalta un aventajado alumno de Robert Ventury?
Qué decir de toda esa arquitectura californiana de los años setenta y ochenta, con sus resturantes en forma de hotdogs -incluido el primer Frank Gehry-, el de los peces y los binoculares gigantes, ¿no se están riendo junto con Warhol y Jasper Jhons del circunspecto y agotado Movimiento Moderno?

Modernidad que previamente había demolido Edward Hooper en sus melancólicos retratos de la ciudad de los años cincuenta en Estados Unidos.
Y mi admirado Enric Miralles con su arquitectura difícilmente catalogable en ningún estilo ¿no pasaría horas contemplando y aprendiendo del talento de sus paisanos informalistas Tapies y Miquel Barceló?
Pensar en los Hiperrealistas Estadounidenses; Richard Estes o Jason de Graaf por ejemplo, con sus superficies reflejadas y reflectantes y nos vendrán a la cabeza las tersas fachadas de acero y cristal del High Tech del final del veinte: Rogers, Foster, Piano, SOM etc…
Podríamos seguir estableciendo relaciones entre Pintura y Arquitectura más o menos acertadas pero, creo que a partir de aquí deberían ser los lectores los que en sus comentarios propusieran nuevos encuentros o desmontarán los por mi planteados, ya que ambas acciones serían positivas.
Escribiendo esta nota me entero de que en Madrid, entre octubre y enero, tendrá lugar la muestra “Arquitecturas Pintadas” en el museo Thysen, con 140 cuadros de los siglos entre el XIV y el XVIII de esta temática.
Para ilustrar algunas de las relaciones descritas, van las siguientes imágenes

Canogar

Canogar

Frank Gehry

Hooper

Jason de Graff

Jasper Jhons

Lizzinsky

Miralles

Miralles

Laszlo Moholy

Pérez Villalta

Pérez Villalta

Richard Estes

Sidus VII

Tapies

Tapies

Robertt Venturi

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